METODO DIRECTO
Consiste en la aplicación directa sobre la piel del paciente del cono de artemisa o del cigarrillo hecho del mismo material, una vez encendido. Es decir, se pondrá el cono de artemisa del tamaño de una judia sobre el punto a tratar y se le prenderá fuego por medio de un bastoncito de incienso, dejándolo consumirse lentamente hasta su totalidad, o bien, aplicando el extremo de un cigarro de moxa encendido sobre la piel.
Este método resulta un tanto drástico aunque hay que reconocer su alta eficacia, usándose fundamentalmente en casos de urgencia. Hay que resaltar que el paciente experimentará un gran dolor, produciéndose una flictena, debido al excesivo calor aplicado. Si el grado de quemadura es importante, la piel quedará destruida y se producirá una supuración.
Por todo ello, este método ha quedado casi totalmente excluido de la práctica diaria, como es lógico suponer.
Habitualmente se pueden aplicar de 3 a 5 moxas, sobre el mismo punto.
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